La risa es la mejor medicina para cuerpo y el alma. La terapia lúdica es una técnica de tratamiento en el que el juego es utilizado como medio de expresión y comunicación.
Esta técnica busca que los adultos mayores desarrollen sus habilidades físicas, perceptivas y sensoriales, haciendo que practiquen sus habilidades y destrezas. Esta terapia busca desarrollar habilidades sociales para poder relacionarse con su entorno; emocionales, puesto que se transmiten sensaciones y sentimientos mientras se practica; y cognitivas, dado que es una fuente muy buena de aprendizaje.
Dicho actividad no sólo permite el entretenimiento del paciente, sino que además permite ver la evolución y la identificación de las áreas cognitivas afectadas, posibilitando una atención eficiente en ellas.
En los adultos mayores el juego durante la terapia suele utilizarse para estimular la creatividad, reforzar la memoria y realizar a su vez una estimulación sensorial con el objetivo de que estos mismos tengan una sensación de bienestar psicofísico profundo. Son claros los beneficios terapéuticos y preventivos de los juegos en los adultos.
Se sabe también, que jugar es una herramienta de terapia exitosa para tratar casos de depresión y ansiedad, así como para prolongar y hacer más feliz la vida de las personas de la tercera edad.
También es posible agregar que es una forma maravillosa para prevenir y tratar el estrés. En la tercera edad el juego sigue siendo una herramienta importante para poder expresarse y para mantener relaciones con las generaciones más jóvenes. Incluso, puede ser una alternativa terapéutica cuando se padece una enfermedad neurológica.
El juego es una gran herramienta para acercar a las generaciones y también para que los pequeños puedan entablar un vínculo con sus abuelos que tienen un padecimiento severo. Por ejemplo, con los adultos mayores con demencias se utiliza el juego pues el mismo posibilita un vínculo desde lo lúdico, desde un aspecto sano. Además, es una actividad que está asociada al buen humor. El juego sirve porque el adulto mayor está en una posición didáctica y lúdica, generando que ambas generaciones disfruten, se conecten y hasta pueden hacerlo en familia, con todos los integrantes.
Los efectos de la actividad lúdica sobre la salud física, mental y afectiva han sido ampliamente estudiados y confirmados. El juego, entre otras cosas, es capaz de generar entornos de alta motivación, lo que favorece el seguimiento de los tratamientos. Cualquier programa dirigido a la promoción de un envejecimiento saludable puede verse beneficiado por la impronta que el enfoque lúdico le aporta.
Además, jugar favorece el desarrollo de otros muchos aspectos, por ejemplo, mejora la movilidad y agilidad. Todos aquellos juegos que requieren coordinar los movimientos del cuerpo, movilizar de forma pausada las articulaciones o realizar estiramientos, contribuyen de forma muy positiva a mantener las habilidades sensoriales y motoras, potenciando el conocimiento de uno mismo y del mundo.
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