Primero, hay que preguntarse por qué está agresivo ese adulto mayor. Se debe verificar si hay una situación intrafamiliar que pueda estar generando esa irritabilidad, como aislamiento social, malas relaciones con la familia, pareja, hijos o con el cuidador. La depresión puede manifestar la agresividad, fácilmente un paciente agresivo es un paciente deprimido, con un deterioro cognitivo inicial (no se lo han detectado), entonces habría que verificar esas situaciones.
En una evaluación integral con un geriatra, es bueno determinar qué puede estar generando esa agresividad y, eventualmente, en tratamiento ir canalizándola de acuerdo con la causa que se encuentre como factor detonante de la situación. Esto es, en general, si es un paciente sano. Si es un paciente con algún problema de demencia, se toma en cuenta porque el cerebro no procesa la información de manera normal, entonces la persona no entiende bien el contexto que está viviendo y eso puede generar agresividad, por ejemplo, no creen que es la casa de ellos, que hay un impostor en la casa, que les están robando, en fin, múltiples cosas producto de la demencia y eso genera agresividad.
Esa es otra situación por analizar, particularmente, cuando el tratamiento no farmacológico es la primera elección y después, si no responde a medidas no farmacológicas (sin tratamiento, sin pastillas), se evalúa darle un tratamiento. La mayoría de tratamientos para controlar la agresividad en el adulto mayor advierten que son medicamentos potencialmente nocivos para ellos porque con frecuencia el paciente se confunde y se enoja un poco, le recetan un neuroléptico (un antipsicótico), hay que tener mucho cuidado con eso.
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