Ausencia de controles médicos regulares, padecimientos crónicos como la diabetes, o la hipertensión; así como una mala alimentación, consumo excesivo de sodio, sedentarismo y obesidad, se han convertido en los factores de incidencia para que, en el mundo, alrededor de 700 millones de personas padezcan el síndrome de Enfermedad Renal Crónica (ERC).
A nivel global, se estima que esta ha aumentado un 29% en los últimos 30 años, causando la pérdida de 1,2 millones de personas y se posiciona como la doceava causa de muerte de acuerdo con el estudio Global de Carga de Enfermedad.
“A los riñones se les atribuyen diversas funciones, todas imprescindibles para la vida, son los encargados de remover los líquidos sobrantes del cuerpo y de administrar los que se quedan, de eliminar los productos tóxicos de la orina, de regular los electrolitos del cuerpo que son minerales como el calcio, fósforo, sodio y potasio; de regular el estado de acidez del organismo, de producir hormonas y de regular la presión arterial, de ahí la importancia de cuidarlos”; explicó Ricardo Correa, médico especialista en Nefrología.
Enfermedades congénitas que se presentan desde el nacimiento; también hereditarias e incluso inmunológicas como la nefritis, pueden ser algunas causas de la ERC, sin embargo, en un gran número de personas, esta se desarrolla por conductas inapropiadas completamente corregibles.
“La Enfermedad Renal Crónica no es un padecimiento único, se cataloga como un síndrome o una vía final común, causada por muchas enfermedades que pueden cursar hacia esta, de ahí la importancia de que las personas tengan controles médicos de carácter preventivo, ya que, ante la presencia de uno o varios factores de incidencia, pero con un control adecuado, se puede prevenir que un padecimiento renal agudo, pase a ser crónico”; explicó Correa.
Para determinar su gravedad este padecimiento se clasifica en estadios (del uno al cuatro).
Hoy, diez de cada 100 pacientes adultos con estadio tres (que es cuando ya existen síntomas claros) son diagnosticados, lo cual es relevante si se considera que la enfermedad pone en riesgo la vida de quien lo sufre.
De hecho, a nivel regional, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, y República Dominicana su incidencia es de un 7.54 y 11.43%.
“Un daño progresivo a nivel renal, catalogado como crónico, médicamente se puede catalogar como irreversible, y es que cuando la afectación es crónica puede generar complicaciones graves en la salud, siendo potencialmente mortal”; enfatizó el especialista.
De hecho, existe una relación muy estrecha entre el sistema renal y el cardiovascular, al punto que lo que le pasa al riñón afecta a corazón y viceversa, razón por la cual, la causa de muerte en personas con insuficiencia renal es una falla cardiovascular, tanto así que muchas de ellas no llegan a realizarse hemodiálisis.
Un daño renal crónico causa una afectación sistémica, ya que las consecuencias se pueden definir como un efecto dominó, sentenció Correa.
“El enfermo renal crónico puede cursar asintomático hasta el momento en que ha perdido el 70% de la función de los riñones; es decir, sin darse cuenta puede perder hasta la mitad o más de su funcionalidad, algunas personas tienen síntomas tempranos, pero la mayoría no, por lo tanto, es fundamental que las personas se sometan a programas de detención, especialmente cuando hay factores de riesgo como los ya mencionados; incluso a nivel general debe de existir una vigilancia periódica, porque puede haber enfermedades silenciosas no detectables”; concluyó el médico.
- Controles médicos periódicos
- Alimentación balanceada
- Ejercicio
- Evitar el fumado
- Revisión de presión arterial
- Glucemia en ayunas
- Pruebas para función renal como: medición de creatinina en la sangre o albúminas o proteínas en orina
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