Reconocer la pérdida de la independencia y que uno ya no es capaz de cuidarse a sí mismo es difícil a cualquier edad. Los adultos mayores no son la excepción a la regla, aunque tal vez notes señales bastante claras de que tu padre, madre, abuelos o ser querido mayor necesita ayuda para realizar las tareas cotidianas.
Las cosas se complican cuando el adulto mayor se niega a recibir la ayuda que le estamos ofreciendo. En ocasiones, la negativa puede estar relacionada con cierto deterioro cognitivo, incluso por los primeros síntomas de demencia senil, lo que hace justamente más necesaria la ayuda de algún cuidador a domicilio.
Sin embargo, en la mayoría de los casos, la negativa del adulto mayor a recibir ayuda se basa en sentimientos tan naturales como el miedo, el orgullo o la terquedad para aceptar los cambios relacionados con el envejecimiento.
Por otro lado, como hijos o nietos, también nos cuesta entender esta negativa que parece tan irracional, porque queremos hacer todo lo posible para que ellos estén seguros, saludables y cuidados. ¡Y por supuesto que tenemos miedo a perderlos!
Así que nos enojamos cuando escuchamos por enésima vez algo así como:
- No necesito ayuda. Soy muy capaz de cuidarme solo.
- No quiero ir a una casa de ancianos.
- ¿Estás diciendo que soy demasiado viejo? No lo soy. Todavía puedo hacer de todo.
Entonces, ¿cómo hablar con ellos de este tema sin enojarse y lograr que acepten ayuda si de verdad la necesitan?
1- PARA ENTENDER, LO MEJOR ES PREGUNTAR POR QUÉ SE NIEGA A RECIBIR AYUDA
Lo ideal es tener esta conversación antes de que la necesidad de ayuda sea evidente, con preguntas como:
«¿Qué opinas de tener ayuda en tu hogar como una ama de llaves?» o «¿Qué te parecería contratar un chofer para que te lleve a las consultas médicas?»
Esto haría que el adulto mayor esté preparado para hablar de esto cuando haya una crisis.
Pero si no ha habido oportunidad de hablarlo antes, lo mejor es ser empático y preguntar el porqué de la negativa a recibir ayuda. Algunas preguntas que pueden dar en el clavo son:
«¿Tienes miedo a perder la privacidad?», «¿Te molesta pensar en tener un extraño en casa?», o «¿Te preocupa el aspecto económico?».
Ser empático te permitirá ponerte en el lugar del otro para entender la verdad del por qué se niega a recibir ayuda y tratar de trabajar en ellas para que el adulto mayor pierda el miedo a enfrentar el cambio.
2- NUNCA LO TRATES COMO NIÑO
No hay cosa que un adulto sano o enfermo deteste más que lo traten como un niño. A pesar de la severidad de su situación, trátalos como adultos y jamás hables de ellos con otras personas como si no estuvieran ahí.
Siempre recuerda: la forma en que les hables dirá más que las palabras que uses.
Pídeles, su opinión, qué creen sobre el asunto de un cuidador nocturno, o de un acompañante terapéutico, o de ayuda para las tareas domésticas. Verás en qué áreas pueden sentir que necesitan ayuda. Reconocer que ellos son aún capaces de manejarse con independencia en otros aspectos ayudará a que no se sientan avasallados y permitan el diálogo.
3- HAZLO ACOMPAÑADO Y SÉ SUTIL
Si ya abordaste antes el tema y te encontraste con que aún se niega a recibir ayuda, trata de hablarlo con el adulto mayor en presencia de otra persona cuya opinión realmente aprecie. A veces un amigo o amiga puede ser la figura con la que más confianza tenga para hablar de este tema. Otras veces puedes incluir en la conversación algún miembro más joven de la familia, algún nieto/a o sobrino/a con el cual el adulto mayor sienta más afinidad.
Aun si estás acompañado, inicia la conversación en forma sutil, con comentarios como estos:
«Me preocupa constantemente que te pueda pasar algo cuando estás solo», o «Me estresa saber que no tienes ayuda para los quehaceres del hogar», «Los chicos te adoran y quieren disfrutarte al máximo, cosa que no es posible si no aceptas ayuda».
De esta forma, el adulto mayor sentirá que acepta la ayuda más por los demás que por sí mismo, lo que mantendrá intacto su orgullo.
4- ELIGE TUS BATALLAS
Hay ocasiones en que debes aceptar que el adulto mayor se niega a recibir ayuda. Después de todo, se trata de un adulto mayor que aún puede tomar decisiones sobre su vida.
Será una época muy estresante para ti: trata de hablarlo con alguien de la familia para que te ayude. Pero no trates de cubrir todas las necesidades de tu padre o madre andando a las corridas para solucionarles la vida mientras tú pierdes tu propia independencia.
Prioriza cuáles son sus necesidades más urgentes y deja que las otras traten de satisfacerlas por sí mismos. Cuando vean que no pueden hacerlo, tal vez dejen su negativa de lado y acepten la ayuda que le estabas ofreciendo.
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