Cuidar de una persona mayor puede ser una tarea complicada si no disponemos del conocimiento necesario sobre el cuidado de ancianos, el envejecimiento y la enfermedad o patología que sufre el usuario a cuidar.
Con el paso de los años, las personas mayores se vuelven más vulnerables y experimentan cambios en su metabolismo. La piel pierde elasticidad, los huesos se vuelven más frágiles y el funcionamiento cognitivo puede verse afectado. Aparecen enfermedades, trastornos y/o patologías que afectan a la calidad de vida del mayor.
Las personas mayores son un grupo riesgo ante la aparición de ciertas enfermedades crónicas relacionadas con la edad. Por ello, cuando trabajamos en el sector del cuidado a mayores o nos ocupamos de cuidar de algún ser querido debemos conocer todo lo que haga referencia a las necesidades y enfermedades que giran entorno a las personas ancianas y a sus cuidadores. Esto es esencial para garantizar un servicio óptimo y de calidad para el usuario a tu cuidado.
Enfermedades comunes entre los mayores
La sociedad ha evolucionado de una manera increíble. Los avances de la ciencia, la tecnología y de la medicina han logrado cosas milagrosas.
La esperanza de vida ha aumentado y la mortalidad se ha reducido. Sin embargo, en España, el sector más frágil ante las enfermedades y que requiere de más cuidados son las personas mayores.
Las enfermedades más comunes entre las personas de la tercera edad son:
Artritis y Artrosis
La artritis se caracteriza por la inflamación e hinchazón de las articulaciones. La artrosis suele provenir de un cuadro de artritis grave.
La artrosis aparece por la degeneración del cartílago articular generado por la edad, esto genera dolor cuando nos movemos y otras dificultades motoras. Casi todos los ancianos sufren artrosis en alguna de sus articulaciones. Suele ser más común en las mujeres.
No obstante, estos pacientes pueden llevar una vida normal y disminuir el dolor siguiendo un tratamiento basado en antiinflamatorios, infiltraciones y rehabilitación.
Enfermedades mentales
Las enfermedades mentales son condiciones graves que influyen en nuestro humor, pensamiento, sentimientos y actuaciones del día a día.
Las diferentes enfermedades mentales atacan a nuestro cerebro. Suelen causar alteraciones cognitivas, emocionales, funcionales y de movimiento, según la enfermedad.
Las enfermedades mentales con más incidencia entre los mayores son: Alzheimer, Demencia Senil, Parkinson, Ictus y ELA.
1 de cada 4 personas en el mundo sufrirá algún trastorno mental a lo largo de su vida. En la última etapa de la vida encontramos varias enfermedades mentales, pero, ¿cuáles son los principales desencadenantes de las enfermedades mentales?
Para poder cuidar de alguien con una enfermedad mental es muy importante entenderlo. Para ello, el cine es un gran medio.
Osteoporosis
La Osteoporosis aparece como consecuencia de la disminución de cantidad de minerales en los huesos. Las caídas en personas mayores son muy peligrosas, pero si el paciente sufre osteoporosis se debe tener aún más cuidado, ya que este tiene más riesgo de sufrir alguna fractura.
Para un cuidador es muy importante saber cómo levantar a una persona mayor.
Diabetes
Casi todas los adultos mayores sufren diabetes. El estrés, los malos hábitos alimenticios y la inactividad son las principales causas de esta enfermedad.
Si el paciente sigue el tratamiento indicado por el médico puede llevar un vida normal, sin que la enfermedad influya en su día a día.
Desequilibrios alimentarios en la tercera edad
La obesidad es un serio problema para nuestra sociedad y va en aumento. Se trata de una de las principales causas de muerte predecibles. La obesidad en la tercera edad es más común de lo que parece. Estadísticamente, entre los mayores de 60 años, el 35’5% de los hombres padecen obesidad y más del 40% de las mujeres también.
Debido a que las personas de la tercera edad suelen perder el apetito conllevándoles a una situación de desnutrición. La ingesta de vitaminas, proteínas y líquidos disminuye provocando deshidratación, gastritis, anemia, entre otras enfermedades y trastornos.
La obesidad y la desnutrición no son sólo una cuestión de estética, sino que puede conllevar enfermedades, trastornos y/o patologías mucho más graves.
Gripe y neumonía en ancianos
Las personas de la tercera edad son muy susceptibles a la gripe. Este virus, en personas mayores de 65 años, puede conllevar complicaciones graves como la neumonía u otros problemas respiratorios, hasta el punto de requerir hospitalización.
La prevención de la gripe es esencial en las personas mayores. para poder prevenir otras enfermedades o patologías respiratorias.
Evitar la aparición de la neumonía en ancianos es muy importante, ya que es la tercera causa de mortalidad en personas adultas que viven en países desarrollados como España. Más del 40% de los mayores de 65 años que padecen esta patología respiratoria son hospitalizados y pueden tener complicaciones. Además, la neumonía aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares.
Las recaídas de neumonía en ancianos son muy preocupantes para su salud y pueden conllevar una baja esperanza de vida.
Enfermedades de corazón
El infarto está considerado una de las primeras causas de muerte entre las personas de la tercera edad.
El tabaquismo, la obesidad, la hipertensión, el colesterol y la diabetes son factores riesgo que pueden conllevar un infarto.
Los síntomas más comunes antes de un infarto son:
Disnea
Falta de aire
Mareos
Dolor de pecho y en brazo izquierdo
Fatiga o cansancio extremo
Trastornos del sueño
Los trastornos del sueño en ancianos son especialmente comunes.
Las personas de la tercera edad, a parte de los cambios en su metabolismo y las posible aparición de enfermedades o patologías diversas, también suelen ver cambios en su ciclo del sueño. Los mayores suelen tener un sueño más ligero y menos profundo que los jóvenes.
Existen varios tipos de trastornos del sueño, pero los más comunes en personas mayores de 60 años son el Insomnio y la Hipersomnia.
Para poder prevenir los trastornos del sueño es esencial establecer una rutina horaria y adoptar buenos hábitos de sueño.
Fibromialgia y Fatiga Crónica
La Fibromialgia y la Fatiga Crónica son las patologías cada vez más comunes, pero son las más incomprendidas de la actualidad. Muchos médicos no las consideran una enfermedad, pero se olvidan de la dificultad del paciente de sobrevivir día tras día con todos sus síntomas.
La mayoría de pacientes con Fibromialgia y/o Fatiga Crónica se sienten incomprendidos y acaban cayendo en depresión. Por ello, es muy importante que estos pacientes reciban el mayor apoyo posible. Estas enfermedades afectan a sus funciones motoras y no motoras y hacen el día a día interminable y muy costoso.
Muchos profesionales confunden estas enfermedades entre sí, ya que son similares y pueden ir juntas. Ambas enfermedades están caracterizadas por el dolor crónico y el agotamiento extremo, físico y mental. Sin embargo, es esencial conocer sus diferencias para poder tratar al paciente adecuadamente.
Más del 70% de los pacientes con Fatiga Crónica (FC) padecen Fibromialgia, en cambio, sólo el 8% de los pacientes con Fibromialgia cumplen los criterios de FC.
El tratamiento de la Fatiga Crónica y de la Fibromialgia se basa principalmente en terapias y buenos hábitos de vida (ejercicio físico y dieta saludable).
Problemas auditivos y visuales
La edad suele desgastar de manera natural algunas de nuestras funciones sensitivas. El oído puede desarrollar algún grado de sordera y la vista puede desarrollar problemas visuales.
Es esencial que las personas mayores de 60 años mantengan una revisión auditiva y visual anual para poder detectar este desgaste natural de los sentidos y tratarlo con el tratamiento adecuado.
La sordera en personas mayores puede conllevar al aislamiento social, ya que causa problemas de comunicación y comprensión. Es muy importante ayudar al mayor a solucionar este problema con audífonos para mejorar su calidad de vida y autoestima.
Las enfermedades visuales más comunes entre la tercera edad son:
Vista cansada
Glaucoma
Miopía
Cataratas
Tensión Ocular
Presbicia
Soledad y depresión en la tercera edad
La soledad se ha convertido en un problema de salud grave para nuestros mayores. Las situaciones de soledad en personas de la tercera edad pueden conllevar al aislamiento social y provocar tristeza o miedo. Todo esto no es lo más grave, sino que la soledad es un factor riesgo para la aparición de la depresión u otras enfermedades neurodegenerativas.
La depresión en ancianos puede agravarse y conllevar a la aparición de la distimia, el peso constante de la tristeza.
Vivir solo durante la vejez puede convertirse en un gran desafío para afrontar el día a día. La soledad; un oscuro rincón para nuestros mayores lleno de tristeza, dificultades, miedo, inseguridad y falta de autoestima.
Las familias deben ayudar mayores a no sentirse solos y hacerles ver que juegan un papel importante en el hogar y en la sociedad. Los cuidadores a domicilio son la mejor solución para darles a los mayores la compañía, la atención y el cariño que necesitan cuando sus familiares no pueden atenderles.
Generación que cuida de todos
A la Generación Sandwich le ha tocado cuidar de todos.
Estar a cargo de tus obligaciones, de los niños y de los mayores puede ser una tarea agobiante y muy difícil, física y mentalmente. Para los miembros de esta generación es muy importante contar con el apoyo de una tercera persona y distribuirse el tiempo.
Lo que mucha gente desconoce es que cuando nos ocupamos de cuidar a alguien dependiente podemos desarrollar el Síndrome del Cuidador Quemado debido al esfuerzo extremo, físico y mental, que requiere esta actividad.
Síndrome del Cuidador Quemado
El Síndrome del Cuidador Quemado pueden padecerlo todas las personas que se ocupan del cuidado de alguna persona dependiente, ya sea un familiar o un paciente.
La tarea de cuidar niños o mayores es una experiencia preciosa, emotiva y muy gratificante, pero también puede ser estresante, agobiante y frustrante.
El «cuidador quemado» es aquel que, poco a poco, se va sintiendo absorbido por la vida de la persona dependiente, apartando su vida personal. El cuidador acaba perdiendo su independencia y notando un profundo desgaste físico y mental.
Los cuidadores que se ocupan de cuidar algún familiar deberían contemplar la posibilidad de contar con un apoyo para poder ocuparse de su vida personal.
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