El término tercera edad ha perdido en gran parte su uso. En la década de los 80 estuvo muy en boga para designar al sector de población de mayor edad. Poco a poco, fue perdiendo vigencia. Y dio paso a la expresión personas mayores o, de un modo genérico, mayores. Este último es hoy un término aceptado de pleno. No obstante, hay quien reivindica la fórmula viejo, tal como defiende este artículo sobre la vejez. La Real Academia Española, (RAE), en una de sus varias acepciones, otorga a la palabra el significado de “deslucido, estropeado por el empleo”. No hay duda de que esta circunstancia le añade un sentido peyorativo que produce rechazo en muchos mayores. El argumento que utilizan es: “los objetos son viejos, pero las personas somos mayores«.
Origen del término tercera edad
El concepto Tercera edad surgió por vez primera en Francia, en 1956. Su uso se atribuye al doctor Huet, que en aquel tiempo era el presidente del Centro Internacional de Gerontología Social, en París. La denominación se aplicó a las personas que abandonaban el ámbito laboral alcanzada la edad de la jubilación. Y celebraba el momento con estas palabras.
“No se puede nunca transgredir las leyes de la naturaleza. Miremos una planta, surge de la tierra un capullo y un día ofrecerá una flor. Esta se desarrollará y dará un fruto que asegurará la perennidad de la especie. ¿No ocurre lo mismo con el hombre? La primera edad es la edad del estudio, la segunda edad es la de la realización y la tercera edad debe ser la del desarrollo de la personalidad y el momento de transmitir a las generaciones futuras los frutos de la experiencia. La tercera edad posee un privilegio único: el de poder elegir después de estar liberado de la sujeción del trabajo. Pero es esta elección la que va a condicionar la calidad de vida y es capital el que esté libre de los riesgos de la improvisación. No existe la generación espontánea, Todo en la naturaleza es el desarrollo de una gran maduración”.
En español, la palabra jubilación viene de júbilo. En otros idiomas, se utiliza la voz retiro para denominar la jubilación laboral. Aprovechar un término tan positivo como el de júbilo es bueno. Es un modo de ver una puerta abierta a las experiencias que uno mismo elige cuando se abandona el mundo del trabajo. Unas actividades que son voluntarias, sin obligaciones, sin horarios y sin imposiciones. ¿No es una oportunidad para envejecer activos?
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