Hay hombres que no necesitan capa ni espada para ser héroes. Basta mirar sus manos marcadas por el trabajo, sus silencios cargados de historia, y sus miradas que aún buscan proteger, aunque el cuerpo ya no acompañe como antes. Son los padres de Costa Rica. Y entre ellos, aquellos que hoy transitan con dignidad la vejez merecen un reconocimiento distinto: el de quienes han sembrado y, muchas veces, han aprendido a envejecer con paciencia, con nostalgia, pero también con esperanza.

Ser padre no ha sido tarea fácil. Menos en una tierra donde, a veces, el sacrificio se ha dado por sentado. Donde muchos han preferido callar antes que quejarse, trabajar antes que pedir, y amar en silencio antes que exigir reconocimiento. Esos padres que hoy caminan con bastón, que repiten anécdotas con brillo en los ojos o que esperan una visita que a veces tarda más de lo debido, son parte viva del alma de este país.

Desde el Hogar para Ancianos de Montes de Oca, no queremos hablar de padres perfectos, sino de hombres reales: los que corrigieron con firmeza, los que abrazaron sin palabras, los que lloraron a escondidas. Padres que hoy, con arrugas que narran años, siguen enseñando que el amor no se mide en lo que se dice, sino en lo que se sostiene en el tiempo.

A usted, padre adulto mayor, le decimos gracias. Por haber estado cuando era más difícil. Por haber criado sin manuales, pero con coraje. Por seguir creyendo, aun cuando muchos lo han olvidado. Su presencia sigue siendo faro –no uno de esos que encandila, sino de los que orientan con humildad y constancia.

Este Día del Padre, deseamos que la gratitud sea más que un mensaje o una tarjeta. Que se transforme en tiempo compartido, en escucha, en compañía. Porque usted ya ha dado todo. Y ahora, merece que la vida también le devuelva en cariño lo que entregó en sacrificio.

Feliz Día del Padre.
Con profundo respeto y admiración,
Hogar para Ancianos de Montes de Oca

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