Son establecimientos de carácter privado que administran fondos públicos, sin fines de lucro, donde residen personas adultas mayores en forma permanente y en los cuales se brindan servicios integrales como respuesta a problemas de abandono familiar, social y económico.
Algunos de éstos servicios son: residencia, servicios médicos y paramédicos, servicios de enfermería, servicio de rehabilitación en las áreas física y ocupacional, servicio de trabajo social, alimentación balanceada, estimulación mental, personal de planta capacitado, equipo auxiliar adecuado, adaptaciones necesarias y distribución adecuada de la planta física, actividades recreativas, ocupacionales y culturales, apoyo espiritual y lavandería, entre otros.
Los criterios básicos de ingreso de una persona adulta mayor a un hogar de ancianos incluyen: ser mayor de sesenta y cinco años (para que puedan recibir recursos del CONAPAM), con problemas de indigencia, sin recurso familiar, diagnóstico médico o epicrisis que incluya el estado cognitivo, estudio socioeconómico, no poseer enfermedades infectocontagiosas y ser residente de la comunidad.