Un cuidador es una persona que brinda ayuda a otra que lo necesita, como a un cónyuge o pareja enfermo, un niño discapacitado o un pariente anciano. Sin embargo, los familiares que están cuidando activamente a un anciano a menudo no se identifican a sí mismos como «cuidadores». Reconocer esta función puede ayudar a los cuidadores a recibir el apoyo que necesitan.

Cuidar a una persona enferma es gratificante, pero genera estrés
Cuidar a una persona enferma tiene sus recompensas. Para la mayoría de los cuidadores, estar ahí para atender a un ser querido cuando te necesita es un valor esencial y es algo que estás dispuesto a hacer.

No obstante, casi seguro habrá un cambio en los roles y en las emociones. Es normal sentirse enojado, frustrado, exhausto, solo o triste. El estrés del cuidador (estrés físico y emocional del cuidador de otra persona) es común.

Las personas que experimentan estrés del cuidador pueden ser vulnerables a los cambios en su propia salud.

Como cuidador, podrías estar tan concentrado en tu ser querido que no te das cuenta de que tu propia salud y bienestar están en riesgo.

Presta atención a los signos de estrés del cuidador:

  • Sentirse abrumado o constantemente preocupado
  • Sentir cansancio gran parte del tiempo
  • Dormir demasiado o no dormir lo suficiente
  • Subir o bajar de peso
  • Irritarse o enojarse con facilidad
  • Perder el interés en actividades que solías disfrutar
    Sentirse triste
  • Tener dolores de cabeza frecuentes, dolor corporal u otros problemas físicos
  • Consumir alcohol o drogas en exceso, incluso medicamentos recetados

Sufrir mucho estrés, en especial, por mucho tiempo, puede perjudicar tu salud. Como cuidador, tienes más probabilidades de presentar síntomas de depresión o de ansiedad. Además, es posible que no duermas ni te ejercites lo suficiente, ni lleves una alimentación equilibrada; esto aumenta el riesgo que corres de tener problemas de salud, como enfermedades cardíacas y diabetes.

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