Los neozelandeses de la tercera edad que quieran mantener su empleo, o seguir aportando su experiencia desde jornadas más flexible, tienen la posibilidad de encontrar su lugar. El aporte de los mayores de 60 años en el crecimiento económico es valorado por la OCDE, ya que permite complementar pensiones y elevar los estándares de salud. Más detalles de esta política, en la siguiente nota.
La importancia de mantener vigentes a los mayores de 60 años
El envejecimiento de la población es un fenómeno que se repite en la gran mayoría de los países desarrollados. Entre los años 2015 y 2030 el número de personas mayores de 55 años en los países de la OCDE será de aproximadamente 500 millones. Esto puede ser valorado como una consecuencia del progreso económico, ya que se trata de un aumento en la esperanza de vida, sin embargo también evidencia la necesidad de mayor financiamiento, tanto para el sistema de pensiones como en la salud, pero también una alerta para que las economías sigan creciendo.
Es por ello que Nueva Zelandia, en consideración de los gastos que implicaría el envejecimiento de su población y el impacto que tendría en su crecimiento económico, tomó una serie de decisiones para que sus trabajadores sobre los 64 años que quieran mantenerse en la fuerza laboral puedan hacerlo sin barreras. Tales medidas le han significado que, según el Índice de la Edad de Oro desarrollado por PWC, el país oceánico es el segundo entre los países OCDE en aprovechar de mejor manera el potencial de sus ciudadanos con más de seis décadas de vida.
Una de las primeras medidas ha sido la retención de los trabajadores adultos en las compañías. Las empresas reciben estímulos para mantener a los sexagenarios -aunque no siempre en los mismos cargos- ya sea en cargos con responsabilidades menores u otros puestos que les permita la realización de un régimen más flexible. Esto permitirá que la cantidad de trabajadores mayores de 60 años aumente de 486 mil a 823 mil en 2036.
Políticas para generar un impacto en la economía
La brecha de género ha sido otra de las dificultades a superar en el empleo de los adultos mayores, ya que al haber menos mujeres en la fuerza laboral, es más difícil que se mantengan en compañías. Por tal motivo fue necesario que el gobierno neozelandés no solo se preocupe de mantener la participación femenina en el mercado, sino de incluir a nuevas trabajadoras sobre los 55 años en el mercado laboral.
La reducción de esta diferencia entre hombres y mujeres ha sido beneficiosa en términos psicológicos. Según John Hawkswirt, economista en jefe del estudio en una nota publicada por la revista Business Insider, en la medida que más personas mayores de 55 años trabajen de manera constante, aumenta su esperanza de vida. “Es necesario que cada vez sea más fácil para las personas continuar con su trabajo por más tiempo si lo desean. Esto aumenta el PIB, los ingresos fiscales, ayuda en los costos de salud y asistencia social de la población”, señaló.
Por tal motivo el informe determina que si las economías de la OCDE incrementan sus empleos de tiempo completo para las personas sobre los 55 años, podrían aumentar en 2,6 mil millones su Producto Interno Bruto (PIB), incluso incrementar los niveles de empleo. No obstante, el estudio reconoce que para muchos empleados el retiro es una fase esperada en sus vidas, por lo que el hecho de seguir trabajando podría significarles una contradicción.
Por este motivo el gobierno neozelandés desarrolló un programa de retiro dividido en fases graduales, donde además de disminuir las responsabilidades se prepara a los trabajadores para llegar paulatinamente a su retiro. Simultáneamente, durante estas etapas de retiro existen programas de capacitación para que las personas durante la llamada edad dorada puedan adquirir nuevas herramientas digitales, a modo de incentivar su inserción en las nuevas tecnologías.
Esta es una manera como el gobierno apoya a los trabajadores mayores que quieran permanecer en la fuerza de trabajo, para que no sean discriminados por su nivel de alfabetización digital y, en la medida de sus aspiraciones, puedan realizar un tránsito paulatino a su retiro.
Recomendaciones para consolidar una fuerza laboral con personas de la tercera edad
El Índice de Edad Dorada de PWC realiza una medición sustentada en siete indicadores aplicados al mercado laboral, donde se ponderan el empleo de personas entre 55 y 64 años, entre 65 y 69. Asimismo se mide la brecha en el empleo entre hombres y mujeres, incidencia de los empleos de medio tiempo en el Producto Interno Bruto (PIB), pero también la edad promedio de las personas es de 55 que se capacitan en comparación con la media de edad de jubilación.
El primer lugar de este ranking lo ocupa Islandia, seguido de Nueva Zelandia, Israel, Suecia, Estonia y Noruega, mientras que nuestro país ocupa el décimo lugar. El éxito neozelandés se explica en parte por la existencia de leyes laborales que protegen a los trabajadores mayores de ser segregados o discriminados por causas relativas a su edad, pero también por tener derechos que les permiten cambiar su estatus laboral, es decir, si quieren nuevas formas de flexibilidad en la jornada. “De todos los empleadores que han recibido solicitudes de flexibilizar la jornada laboral para sus trabajadores, un 73 por ciento ha respondido favorablemente”, señala el informe.
De esta manera, y en consonancia con las medidas adoptadas en el país oceánico para fortalecer el mercado laboral y así aumentar las oportunidades para las personas de la tercera edad, el Informe de PWC Nueva Zelandia reconoce tres lineamientos que toda política de empleo a adultos mayores debería tener para alcanzar una alta calificación.
- – Promover el retiro tardío: A través de una reforma a las pensiones o a la creación de incentivos financieros, se fomenta a los trabajadores para que continúen produciendo luego de la edad oficial de jubilación.
- – Mejorar la empleabilidad: La promoción de cursos de capacitación y programas de educación continua no solo se reducen las posibilidades de desempleo, sino también mejorar las capacidades de los trabajadores.
- – Reducir las barreras para los trabajadores de mayor edad: Mediante una política pública se puedan fortalecer las medidas de inclusión, pero también eliminar las barreras discriminatorias en contra de las personas más viejas.
Estas medidas son respaldadas por Michael Littlewood, director del Centro de Investigación de Políticas de Retiro de Nueva Zelandia, quien en un artículo publicado en 2015 sobre productividad y edad de jubilación, sostiene que la inserción laboral de personas de la tercera edad forma parte de una discusión pública que debe considerar las consecuencias a futuro de los cambios demográficos y las posibilidades de mejorar los niveles de bienestar de las personas de la tercera edad fuera de los acotados beneficios que otorga el sistema de pensiones.
Empleabilidad y mercado laboral para los sexagenarios en Chile
Como en el resto de los países de la OCDE, en nuestro país la esperanza de vida es alta. Con 82 años para las mujeres y 77 para los hombres, según cifras entregadas por el Servicio Nacional del Adulto Mayor (Senama) para el año 2025 la población mayor de 60 años superará en porcentaje a la población menor de 15 años. A estas cifras se agregan datos entregados por la encuesta Casen 2015, que reflejan que la participación laboral de la población adulta mayor es de un 29,7 por ciento y que el ingreso promedio mensual de la ocupación principal se ubicó en 462 mil pesos.
La posibilidad de que los adultos mayores que deseen mantenerse en la fuerza laboral tengan una política que los promueva y resguarde, fue valorada por el diputado Mario Venegas ya que más que permitiría una mayor inclusión en el mercado a personas que aún tienen la posibilidad de aportar en sus áreas de trabajo. “Es una gran idea y una medida de toda justicia. Esto porque nuestro adultos mayores están viviendo más y eso es una tendencia creciente, es decir, personas de la tercera edad con capacidad de trabajar, de entregar sus conocimientos y experiencias”, señaló.
De igual manera, el parlamentario se refirió a la necesidad de que las personas mayores de sesenta años puedan complementar sus ingresos. “Las pensiones en Chile no son buenas en el sistema privado. En consecuencia, ya no solo es un tema de ofrecer a aquellos que voluntariamente quieran aceptar, sino a un porcentaje alto de adultos mayores quieren sentirse útiles, no estamos hablando que quieran tener jornada completa, pero sin duda una jornada parcial que además les ayude a incrementar sus escuálidas pensiones, esto sería muy saludable”, agregó.
Sin embargo, lo que más llamó la atención de esta política al diputado Venegas es la posibilidad de aprovechar la experiencia como un recurso. “Esto va en la dirección de los países desarrollados, donde parte de su cultura se reconoce en los adultos mayores, sobre todo aquellos que han tenido un desarrollo profesional en sus vidas, un recurso que no podemos despreciar, al contrario. Por ejemplo, un profesor de cualquier área y nivel ¿acaso no podría ser de gran ayuda en una biblioteca pública o en un centro comunitario? Claramente sería un aporte muy grande. Entonces, así como en el área de la salud hay muchos centros que están colapsados por una alta demanda, los adultos mayores pueden entregar sus conocimientos, experiencia y eso sería muy deseable para todos”, destacó.
Para finalizar, y sobre la forma cómo implementar una política similar a la de Nueva Zelandia en nuestro país, señaló que es necesario un trabajo en el mercado. “Me parecería extraordinariamente importante una política así. Yo apuntaría al mundo de la empresa privada porque es ahí donde a las personas que ni siquieran están cerca del retiro legalmente por ejemplo a los 45 años a nivel gerencial, los consideran out. Luego de eso es muy difícil reinsertarlos pese a haber sido ejecutivos exitosos, entonces ahí hay un tema complejo de resolver. Es necesario darle espacio y protección a los adultos mayores para que puedan aportar”, sentenció.
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