Numerosos estudios en el campo de la psicología analizan este fenómeno en función del bienestar de las generaciones más longevas y como garantía para el futuro de los jóvenes. Y es que durante la tercera edad  se producen cambios bioquímicos, fisiológicos, morfológicos, funcionales, psicológicos y  sociales en el individuo, como resultado del paso del tiempo; cambios que muchas veces son ignorados por el resto de la familia o la sociedad en general.

El adulto mayor se ve obligado a enfrentar situaciones como la jubilación, la pérdida de seres queridos o la imposibilidad de  realizar determinadas actividades que antes hacía con facilidad,  lo cual unido al rechazo y el maltrato puede generar situaciones de trauma psicosocial. Es precisamente en esta etapa donde el individuo necesita mayor atención y ¿por qué no? Potenciación de las acciones que aún puede llevar a cabo sin demasiado esfuerzo físico,  con el objetivo de recordarle el importante papel que aún desempeña.

Es contradictorio que en sociedades donde el envejecimiento poblacional se convierte cada día en una realidad, no cese la discriminación social del adulto mayor. Este fenómeno golpea cada vez con menos piedad al mundo entero, sobre todo en los países  más industrializados y con mayor avance tecnológico, sociedades que ven su potencial en los jóvenes, mientras reservan para los adultos mayores la jubilación unida al olvido.

Dicha actitud se ha arraigado a la cultura de algunos pueblos sin valorar cuánto afecta la Situación Social de Desarrollo del adulto mayor, quien no solo se ve perjudicado por el notable cambio que sufre su cuerpo, por las dificultades que presenta para realizar determinadas tareas, o por la pérdida de personas contemporáneas a él;  sino que además se ve aislado de un mundo donde  parece imprescindible el dominio de las nuevas tecnologías y estas le roban su protagonismo en la familia. Despreciarlo, mostrarse  indiferente  ante él y no valorar su esfuerzo únicamente contribuye a entorpecer su desarrollo en esta etapa de la vida que también requiere de atención y cuidados.

Creer que el envejecimiento es una enfermedad, cuando realmente esta es también una parte del ciclo vital, es un error. Aunque no es menos cierto que en esta edad disminuye la agilidad y muchas veces el adulto mayor se muestra reacio a  los cambios manifestándolo mediante críticas,  comparaciones o peleas, esto no significa que pierda sus habilidades o que esté enfermo.

No es menos cierto que el paso del tiempo deja huellas, pero el hecho de que la vejez sea la etapa precedente a la muerte, no significa que sea necesario comenzar a morir desde antes. El adulto mayor, como el niño de la edad temprana o el adolescente, aún puede disfrutar plenamente su vida, más allá de los cambios intrínsecos de esta etapa.

La familia desempeña un papel fundamental en el bienestar del adulto mayor. Una familia disfuncional genera desequilibrio y tensiones, mientras en un hogar donde los hijos se preocupen por satisfacer las necesidades de los padres, los ayuden, los escuchen, los comprendan y los amen, puede brindarles  nuevas fuerzas a estos últimos para enfrentar las dificultades propias de la edad y así prolongar su vida.

La aparición de las canas o la disminución de lagunas facultades como la visión, el oído o el olfato, son solo algunas de las manifestaciones del envejecimiento que no se pueden ocultar, ni evitar. La llegada de la tercera edad, como sucede con el resto de las etapas del desarrollo humano, es inevitable; pero no debe verse como un verdugo capaz de despojarnos de la alegría y bienestar de años anteriores.

Los cambios que  se hacen visibles en el cuerpo, la actitud de la sociedad ante las limitaciones que acompañan a la edad, así como las situaciones de duelo e incomprensión, influyen considerablemente en la psiquis del individuo. Por ello contribuir a que arriben saludables a la tercera edad, con el pleno goce de sentirse útiles y queridos, muchas veces revierte los efectos del calendario y les proporciona nuevos deseos de vivir por encima de factores biológicos, psicológicos, socioculturales, mitos y prejuicios.

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