El edadismo, la discriminación basada en la edad, es uno de los prejuicios más normalizados y menos cuestionados del siglo XXI. Mientras el mundo avanza en la lucha contra el racismo, el sexismo o la homofobia, los estereotipos hacia las personas mayores persisten con frases como “ya no puede aprender”, “es demasiado tarde para cambiar” o “los viejos son una carga”. Esta forma de violencia simbólica no solo limita las oportunidades de millones de personas, sino que empobrece a la sociedad al desaprovechar su experiencia. Combatir el edadismo no es solo un acto de justicia, sino una revolución cultural necesaria para construir comunidades inclusivas.


I. El edadismo: rostros de un prejuicio invisible

  1. En lo laboral
    • El 48% de las empresas a nivel global evita contratar a personas mayores de 50 años, según la OIT.
    • Suele asumirse erróneamente que son menos productivas o resistentes al cambio.
  2. En la cultura popular
    • Películas y publicidades retratan a los adultos mayores como figuras frágiles, cómicas o desconectadas de la realidad, reforzando la idea de que la vejez equivale a decadencia.
  3. En el lenguaje
    • Términos como “abuelito” (usado de forma condescendiente) o “tercera edad” (que sugiere que es la última etapa de valor) perpetúan una visión reduccionista.
  4. Caso emblemático
    • En 2022, Yuichiro Miura, con 90 años, se convirtió en la persona de mayor edad en escalar el Monte Everest. Su hazaña fue minimizada en redes sociales con comentarios como “¿No debería estar en casa descansando?”. Este ejemplo revela cómo el edadismo niega el derecho a la audacia y al crecimiento en cualquier etapa.

II. Las consecuencias: heridas que silencian el potencial

  1. Autoestima erosionada
    • La internalización de estereotipos lleva a muchas personas mayores a autocensurarse, evitando proyectos por miedo al “qué dirán”.
    • Un estudio de la Universidad de Yale (2020) demostró que quienes creen en mitos negativos sobre el envejecimiento tienen un 30% más de riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
  2. Exclusión social
    • La falta de políticas públicas adaptadas (por ejemplo, transporte accesible o programas de empleo senior) aísla a los adultos mayores y alimenta ciclos de soledad y dependencia.
  3. Pérdida colectiva
    • Cuando se ignora a los mayores, se desaprovecha su capital cultural.
    • Incontables tradiciones, soluciones prácticas o historias de resiliencia se pierden por no escuchar su perspectiva.

III. Estrategias para deconstruir el edadismo: de la teoría a la acción

  1. Educación intergeneracional
    • Programas en escuelas: Niños y jóvenes entrevistan a adultos mayores sobre sus vidas, creando documentales o libros colaborativos.
    • Mentorías inversas: La juventud enseña tecnología a las personas mayores, y estas comparten conocimientos de oficios como carpintería o cocina tradicional.
    • Impacto: Se rompe la dicotomía “joven = útil / viejo = obsoleto”, al mostrar que el aprendizaje fluye en ambas direcciones.
  2. Medios de comunicación responsables
    • Propuesta: Un “sello anti-edadismo” para películas, series o anuncios que muestren a las personas mayores de forma diversa (por ejemplo, como protagonistas activos, profesionales o aventureros).
    • Ejemplo inspirador: La campaña #AgingRebels de Instagram, donde fotógrafos retratan a adultos mayores con estilos audaces, tatuajes o practicando deportes extremos.
  3. Políticas públicas con perspectiva de edad
    • Medidas urgentes:
      • Cuotas laborales para mayores de 60 en sectores públicos y privados.
      • Subsidios para emprendimientos liderados por adultos mayores.
      • Espacios urbanos diseñados para todas las edades (bancos en parques, señalización clara, rampas).
  4. La revolución individual: pequeños gestos, grandes cambios
    • Acciones cotidianas:
      • Evitar frases condescendientes como “te ves bien para tu edad”.
      • Incluir a los mayores en decisiones familiares o comunitarias.
      • Celebrar sus logros con la misma intensidad que los de otras generaciones.

IV. Historias que inspiran: la vejez como acto de rebeldía

  • Judith Kerr: Escritora británica que publicó su último bestseller a los 95 años.
  • Prabhati Laha: Con 104 años, se convirtió en influencer digital en la India, enseñando recetas tradicionales.
  • El club de los abuelos ciclistas: Un grupo argentino que recorre Sudamérica en bicicleta, desafiando la idea de que la aventura tiene fecha de caducidad.

Conclusión: hacia un envejecimiento digno y vibrante

El edadismo no se combatirá solo con discursos, sino con acciones concretas que reconozcan a los adultos mayores como ciudadanos plenos. Una sociedad que valora a sus ancianos no solo es más justa, sino también más sabia, pues aprovecha lo vivido para construir un futuro mejor. Como señaló la poeta Maya Angelou: “Los años quitan lo que la juventud no pudo dar”. Quizás, en esa serena entrega de experiencia, se encuentre la clave para reinventar nuestro mundo.

Llamado final: Es momento de sustituir la lástima por admiración y el aislamiento por colaboración. La vejez no es una carga, sino un puente entre lo que fuimos y lo que podemos ser.


Referencias sugeridas

  • Libro: Ageism Unmasked, de Tracey Gendron.
  • Documental: The Age of Aging (Disney+).
  • Iniciativa global: Decenio del Envejecimiento Saludable (2021-2030) de la OMS.

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