Mucho se ha hablado de la importancia de llevar una vida saludable, sobre todo cuando se llega a la tercera edad. Sin embargo, las estadísticas revelan que el sedentarismo y la soledad siguen ganando espacio las distintas etapas de la vida, la vejez entre ellas.

Por tanto, es de gran utilidad realizar ejercicios físicos, mantener correctos hábitos alimenticios, rodearse de la familia, amigos y otras prácticas saludables. Nunca será demasiado tarde para comenzar.

Los mejores aliados

La importancia de una buena dieta y escuchar a su médico, es parte de una vejez sana. El mejor aliado para mantenerse saludable en la tercera edad es el ejercicio físico, ya que cualquier actividad que hagamos constituye un recurso terapéutico frente a muchas enfermedades.

Con la edad se produce un deterioro en las funciones motoras que provocan una disminución de las habilidades para desempeñar ciertas actividades. Esto hace que las personas mayores enfrenten un reto a la hora de realizar una actividad física. Por eso, es importante motivarles a realizar actividades de prevención como descansar adecuadamente, tener horarios para los tiempos de comidas y mantenerse en movimiento. La disciplina a la hora de tomar los medicamentos si se tiene un padecimiento médico.

La importancia de seguir aprendiendo en esta etapa es muy importante porque de ahí depende una vejez activa y saludable a nivel mental y sicológico.

Una manera de integrar a una persona de la tercera edad a estilos de vida saludable es mostrarles que aún pueden disfrutar de actividades como el baile, actividades en el gimnasio, caminatas y talleres con sus pares.

La importancia de la compañía

Durante la tercera edad las personas pasan por muchos cambios emocionales que pueden ser causados por la exclusión social y la falta de participación en el ámbito familiar o laboral.

Para evitar el aislamiento social y mejorar el bienestar físico y emocional en la tercera edad cobra especial importancia la socialización y establecer relaciones interpersonales con otras personas mayores. Independiente si la persona es sociable o solitaria, la presencia de un solo amigo basta para tener relaciones sociales enriquecedoras que influyen poderosamente a nivel físico y psicológico.

Una de las dificultades emocionales que viven los adultos mayores es la pérdida de seres queridos. Mantener viva una amistad con un grupo de juventud hace que el duelo se comparta, y así sus efectos se disipen con más facilidad. La cercanía con la muerte se hace más llevadera si se expresa, esto se logra de forma más sencilla cuando se comparte con un grupo contemporáneo, y mucho más si es de confianza. Afrontar el envejecimiento personal es menos duro si se lo hace en grupo.

Toda persona de la tercera edad debe de estar acompañada y respaldada por un grupo familiar , amigos y conocidos que le dé el lugar digno que se merece para una vejez saludable.

 

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