Cuando una persona mayor se queda viuda tiene más riesgo de aislarse de la sociedad y sufrir depresión o trastornos asociados a su malestar emocional. Estas pautas te ayudarán a pasar el duelo y a adaptarte mejor a la viudez.
Perder a un ser querido nunca es fácil, pero afrontar la muerte de tu pareja, con la que has compartido gran parte de tu vida, con la que convivías, e incluso de la que dependías para disfrutar del día a día, resulta complicado. La dificultad aumenta según vamos sumando años, porque la viudez en adultos mayores suele ser sinónimo de soledad, aislamiento, y desubicación en la sociedad. En esta etapa de la vida, cuando los hijos ya no están en casa y los amigos hacen planes con otras parejas, los viudos tienden a reducir sus actividades de ocio y no se encuentran cómodos en su entorno habitual, lo que les impide superar la muerte de su pareja, y puede causarles depresión.
Los viudos, al igual que todas las personas que se enfrentan a la pérdida de una persona importante en su vida, deben pasar el duelo. Es el periodo de dolor por la muerte, de aceptación y adaptación a la nueva vida. No hay un tiempo concreto de duración del duelo, depende de cada persona, de cómo lo afronte, y de lo que ponga de su parte para superarlo.
Durante el periodo de duelo no solo se asimila poco a poco la muerte de la pareja y la tristeza que ha generado, sino que se desarrolla el proceso de reorganización de la vida del viudo hasta que consigue restablecerla sin la persona amada. Las emociones que se experimentan y su intensidad y frecuencia, las reacciones frente a la viudez, y el modo de afrontarlo, son muy dispares entre unas personas y otras pero, antes o después, siempre se pasa por los siguientes estados:
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