El sedentarismo provoca que los adultos mayores pierdan sus capacidades funcionales de una manera más acelerada. Con ello aumenta su dependencia de otras personas y esto se hace parte de sus vidas. Este es un hábito que se debe erradicar de la sociedad.
Relacionar la tercera edad con la nula, o escasa, actividad física es muy común. Los motivos son muy variados, pero destaca la relación entre las limitaciones físicas, que repercuten en la movilidad, y las dificultades para realizar ejercicios. Actividad que se reduce a escasos paseos y a largos periodos sentados en el sofá o en la cama. En definitiva, fatal para la salud, tanto física como mental, ya que la monotonía es muy nociva para el estado de ánimo.
Así que parece claro que el primer consejo para motivar a personas mayores tiene que ser establecer unas rutinas de ejercicios, adaptados a las limitaciones de cada uno. Pequeños retos diarios que serán muy productivos y que ayudarán a mejorar el bienestar del adulto mayor.
Estos retos, ya sean andar unos minutos, subir por las escaleras o hacer ciertas actividades, siempre bajo supervisión, serán muy beneficiosas para mejorar el estado de ánimo y vivir el presente desde otra perspectiva.
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