La retención de líquidos se trata de una afección que puede ser patológica o no patológica. Es muy importante que conozcas la diferencia entre ambas, ya que el tratamiento que se aplica es diferente. Además, de esta manera, otros problemas secundarios no se agravarán.

¿Qué es la retención de líquidos?

Esta afección, conocida también como edema, es una acumulación excesiva de líquido en los tejidos por un aumento del líquido intersticial. La diferencia entre que sea patológico o no es que si es así, puede que esté causado por enfermedades renales o hepáticas o por problemas circulatorios.

En cambio, si sufres esta situación pero no es patológica, el motivo puede ser una simple dilatación de las venas en épocas de temperaturas altas. Aunque es una afección que aparece con una mayor frecuencia en edades avanzadas, también es posible que se produzca en casos de personas más jóvenes.

Una de las causas principales de este problema es la obesidad, ya que las personas que tienen más kilos de los que deberían son más propensas a acumular líquidos.

Síntomas más importantes

Aunque en un principio te pueda parecer que se trata de un desequilibrio que no tiene demasiada importancia, la realidad es que no es así. Cuando se produce un fallo en las hormonas encargadas de eliminar el exceso de líquidos de tu cuerpo comienzan a aparecer los primeros síntomas.

La sintomatología es muy variada, pero suele mostrar unos indicios generales:

  • Notarás una mayor pesadez en el cuerpo.
  • Cansancio, fatiga y malestar.
  • Podrás observar que tus extremidades, el abdomen, las manos e incluso la cara se hinchan.
  • Aumentarás de peso sin ningún motivo aparente.

Además de aumentar de peso, desde un punto de vista estético, puede que aparezca la tan temida celulitis. Si no tratas estos síntomas con las medidas correctas y utilizas dietas desesperadas o milagrosas puede que en vez de acabar con ellos, se agraven todavía más.

Los síntomas que hemos visto pueden desencadenarse por unos determinados motivos que hacen que nuestro cuerpo se desequilibre a la hora de eliminar el agua que ingerimos. Las causas pueden ser: una pérdida de sangre, una deshidratación importante, una toma diaria de agua escasa o una ingesta demasiado elevada de sal.

Prevención

Para intentar evitar este problema existen una serie de medidas preventivas que podemos dividir en tres grupos.

Deporte

Cualquier tipo de actividad física es buena para mejorar tu circulación sanguínea y facilitar la expulsión de los líquidos. Los que más ayudan son aquellos en los que trabajes tu tren inferior, como por ejemplo, nadar, montar en bicicleta o correr.

Si eres de esas personas que debe pasar la jornada de trabajo sentada, una buena ayuda para que no aparezcan los síntomas comentados es mover los pies y las piernas con frecuencia, elevar las extremidades cuando estés en tu puesto y que te levantes cada cierto tiempo a descansar.

Alimentación

Existen alimentos que ayudan a eliminar líquidos, como las verduras y hortalizas, las frutas ricas en agua, los cereales, las legumbres y las infusiones. A la hora de cocinar es fundamental que no te pases con la sal. Además, es importante que bebas dos litros de agua al día para que siempre te mantengas bien hidratado.

Fármacos

Existen una gran cantidad de productos diuréticos que luchan contra este problema, como por ejemplo, los elevadores de potasio. Eso sí, debes tener claro que solo debes recurrir a ellos como última opción, ya que hay personas que se automedican y los toman con una frecuencia muy elevada, algo que tampoco es recomendable. Siempre que recurras a este tipo de soluciones has de consultar primero a tu médico de cabecera.

Cómo eliminar la retención de líquidos

Ya hemos visto que es necesario que cuides tus hábitos alimenticios y que practiques ejercicio, pero a continuación vamos a ver una serie de remedios naturales que puedes emplear en el caso de que padezcas esta afección:

  • Una dieta con más potasio y menos sodio: Reduce el consumo de sodio y aumenta el de potasio, con alimentos como la quinoa, el coco, el aguacate, el plátano, las espinacas o los frutos secos.
  • Bebe mucha agua: Aunque puede parecer una contradicción, beber agua ayuda con este problema, ya que estimula la micción.
  • Infusión de té verde y cola de caballo: Es muy diurética y la puedes consumir tanto en frío como en caliente
  • El drenaje linfático: Consiste en pasarse un cepillo de cerdas naturales por la piel para realizar un drenaje linfático que estimule la micción. Lo puedes hacer con unos movimientos suaves durante unos 15 minutos.

En definitiva, es posible evitar la retención de líquidos, pero para ello es necesario que sigas una dieta adecuada y que hagas el deporte suficiente. En el caso de que ya sea tarde para ti, no te preocupes y sigue nuestros consejos para lograr que este problema desaparezca.

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