La agnosia forma parte de las enfermedades neurológicas y suele tener una escasa prevalencia en la sociedad. Sin embargo, afecta a muchas personas mayores, pues está relacionada con otras condiciones que se pueden dar en la tercera edad. Para que puedas conocer mejor de qué se trata, en este artículo, te mostraremos sus distintos tipos y te ayudaremos a identificar los síntomas.

Si no es así, algo anda mal. Si notas que al cabo de varios días continúas sintiéndote cansada, es mejor consultar con el médico para comprender que te puede estar causando la fatiga.

La fatiga no es una característica del envejecimiento, pero sí de algunas enfermedades o tratamientos médicos. Funciona muchas veces como una señal de nuestro cuerpo que indica que algo no va muy bien.

Por ejemplo, es normal que las personas con artritis reumatoide, sientan fatiga. Lo mismo suele pasar con las personas con cáncer, no solo la enfermedad es la causadora de la fatiga, también lo es el tratamiento, como la quimioterapia y la radiación. Otras enfermedades que suelen provocar fatiga son: Infecciones, diabetes, enfermedades crónicas, cardiacas, hepáticas, tiroidea, renal. El dolor de una forma general, como el causado por fibromialgia; las anemias, trastornos del sueño como la apnea.

Además podemos incluir en esta lista ciertos medicamentos, como antidepresivos, antihistamínicos y medicamentos para las náuseas y el dolor.

¿Qué otros factores pueden causar fatiga?

Además de las enfermedades y medicamentos, las emociones también pueden causar fatiga. El estrés emocional puede ser el causador de este cansancio constante. La fatiga también se puede vincular a muchas afecciones, de carácter emocional, como:

  • Ansiedad
  • Depresión
  • Sufrimiento por un duelo
  • Estrés por problemas financieros o personales
  • Sentimiento de que ya no tiene control sobre su vida

Además del factor emocional, algunos hábitos de estilo de vida pueden hacer que una persona se sienta cansada. Y uno de ellos es no dormir lo suficiente. Una buena noche de sueño puede ser reparadora. De una manera general hay pequeños trucos y consejos que se puede aplicar para lograr una mejor calidad del sueño de la persona mayor.

¿Cómo podemos combatir la fatiga?

Todo dependerá de encontrar la causa de la fatiga. Por ejemplo, si se debe a un problema de salud, controlarlo ya puede ser la solución.

Pero a grandes rasgos, podemos decir que es muy importante que observes las señales de tu cuerpo. A veces pequeños cambios en la rutina o estilo de vida pueden hacer que te sientas menos cansada. Como sugerencia podemos destacar:

Hacer actividad física regular. Ya conocemos los beneficios de mover el cuerpo a cualquier edad y si lo practicamos de forma regular puede mejorar el sueño; reducir los sentimientos de depresión y estrés, y mejorar el estado de ánimo y el bienestar general. Si no estás seguro sobre empezar un programa de ejercicios, consulta con tu médico sobre cuáles son las mejores actividades para ti. Algunas personas encuentran que los ejercicios que combinan el equilibrio y la respiración (por ejemplo, tai chi o yoga) mejoran la energía. El yoga, la meditación también son buenas referencias

Evitar las siestas largas (más de 30 minutos) tarde en el día. Las siestas largas suelen empeorar el sueño nocturno y son menos recuperadoras que este.

No fumar. Aunque parezca obvio, fumar está relacionado con muchas enfermedades y trastornos, además de problemas respiratorios, los cuales pueden consumir energía.

Pedir ayuda cuando te sientas abrumado. Muchas veces el cotidiano puede ser muy duro y podemos sentirnos cansados solamente de pensar en los horarios y obligaciones que tenemos por delante. Pide ayuda y delega tareas a otras personas. Esto te puede aliviar y compensar.

Escribir un diario sobre la fatiga. Apuntar cuáles son los momentos del día cuando te sientes más cansada o menos cansada puede ayudar a identificar la causa cuando acudas a un médico.

Hacer actividades sociales diferentes muchas veces involucrarse en actividades que disfrutes puede ser renovador y divertido. Todo es cuestión de encontrar el equilibrio adecuado.

Lo más importante es comprenderse para saber cuando debemos acudir al médico. Esperemos que estas sugerencias te hayan ayudado.

 

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