La sabiduría de las personas mayores es infinita, solo necesitan que estemos dispuestos a escuchar con el corazón sus historias de vida y sobre la vida. Que estemos dispuestos a apreciar la sabiduría que solo los años les ha permitido adquirir. Ellos y ellas son el mejor ejemplo de que “el diablo sabe más por viejo que por diablo”, y este sería solo uno de los refranes de los muchos que podrían citar. Ellos te aconsejan basándose en su propia experiencia, en sus triunfos y en sus derrotas. Que por varios y distintos, son ricos.

La vida tiene matices, no todo es blanco o negro, en realidad hay pocas cosas que lo sean y cuando escuchas sus historias te das cuenta de ello. Si prestas atención descubres cómo las distintas vivencias van construyendo toda una vida. Una vida en la que momentos clave, momentos impactantes, incluso algunos instantes inolvidables son los que marcarán nuestro carácter y construirán nuestra historia de vida. Momentos e instantes relacionados con el amor y la familia o incluso con algo tan inevitable como la muerte. 

Los consejos sobre amor y la importancia de elegir bien a tu compañero de vida forman parte de la sabiduría de las personas mayores. Como muchos cuentan, sobre todo como mucha señora dicen: tarde o temprano los hijos se van de casa, es ley de vida. Esa marcha puede dejar un vacío al provocar cambios importantes en la dinámica familiar.

Algunos padres o madres pueden llegar a padecer el síndrome del nido vacío. En ese momento cuando los hijos ya no están en casa y uno se jubila, se cuenta con más tiempo libre y gran parte de ese tiempo se comparte con la pareja. Por ello es aconsejable tener una buena relación, entenderse bien. De lo contrario, la soledad pesa a pesar de estar en pareja.

Por otro lado, conversar con personas mayores te ayuda a creer en el amor con más fuerza que nunca. Parejas que duran más de treinta, cuarenta, cincuenta o hasta sesenta años juntas. Superando dificultades de todo tipo, como un gran equipo. Viudos o viudas que con gran pesar añoran a su compañero de vida. Lo recuerdan con cariño y agradecimiento. Recordando grandes y pequeños detalles como: lo gran padre o madre que fue, sus bromas, sus aficiones, como le gustaba ir al campo o jugar con sus nietos.

Otros deben separarse en vida de su pareja, en algunos casos del amor de su vida. Al ingresar uno de ellos en residencia, quedándose el otro solo en casa. La gran mayoría visitan prácticamente todos los días a su pareja. Importa poco la enfermedad que esta padezca o si le puede hablar o recordar.

La soledad es el marco de la tristeza que sienten muchas personas mayores. Conocer la soledad también forma parte de su sabiduría. Soledad que sienten a veces por no querer molestar, en otras ocasiones porque se han distanciado de su familia y en algunas otras porque no tienen o no les queda apenas familia ni amigos.

Hay historias de todo tipo. Muchos hijos no quieren saber nada de sus padres, con razón o sin razón, no soy quien para juzgarles. Pero si sospecho que algunas personas mayores si pudieran retroceder en el tiempo harían las cosas de otra forma.

Cuando somos jóvenes nunca pensamos que algún día seremos viejos y que nuestros actos de hoy pueden tener graves consecuencias mañana. Que no tratar bien a la gente, no esforzarnos en relacionarnos con los demás, nos puede aislar de los seres humanos, de la sociedad e incluso de nuestros seres más queridos

Todos necesitamos de los demás, al fin y al cabo los seres humanos somos animales sociales. Tener aficiones o saber encontrarlas a cualquier edad es importante, es una gran cura para la soledad. Algunas de estas aficiones serán para disfrutar en compañía y otras en cambio en solitario, pero sea como sea ayudan a socializar. Como el caso de una usuaria de 85 años, a la que sus nietos le regalaron una tablet y en ella juega a distintos juegos como el famoso Candy Crush. Gracias a esta nueva afición pasa horas entretenida, al mismo tiempo que entrena su mente y además favorece la vinculación afectiva con sus nietos.

Valorar la importancia de la familia forma parte de la sabiduría de las personas mayores. Que importante es la familia para los que la tienen y para los que no tienen esa suerte. No solo los hijos son importantes, muchos sobrinos cuidan de sus tíos y tías como si fueran sus propios padres, se desviven por ellos y se hace evidente cuando hablas con ellos.

La familia fue, es y será importante. Los recuerdos familiares siempre son valiosos, tantos los vividos como los que se siguen creando cuando reciben visitas de hijos y nietos u otros familiares. Son muchas las anécdotas que cuentan, algunas recientes y otras no tan recientes. Muchos de ellos cuentan anécdotas de sus padres o hermanos. Recuerdo varias conversaciones que me impresionaron:

  • Con una usuaria que recitó varios poemas que su padre había creado. No había llegado a escribir ninguno de ellos sobre un papel, pero la memoria de su padre se mantenía viva cada vez que ella recitaba sus poesías. Poemas preciosos llenos de vida y de sabiduría popular.

Aprender a aceptar la muerte como parte de la vida es un pilar fundamental en la sabiduría de las personas mayores. Lo cierto es que aceptan que la muerte está cerca, sin dejar por ello de vivir. Incluso disfrutando mucho más de aquello que tienen a su alcance y descantado en su historia vital aquellos puntos en los que dejaron de ser enanos y se trasformaron en gigantes.

Sin embargo, más difícil suele resultar aceptar otro tipo de perdidas. Como el deterioro de las propias facultades físicas y mentales o la perdida de seres queridos, como amigos y familiares.

Agradecer forma para de la sabiduría de las personas mayores. Agradecen la vida que han tenido, entendiendo que su periplo ha sido largo y que el hecho que su corazón lata es un regalo. No reniegan o lamentan las dificultades, entienden que gracias a ellas son lo que son y que ha sido una fascinante dialéctica entre la suerte y su voluntad la que les ha llevado al punto en el que se encuentran. No le dan la espalda a la ilusión. La podemos ver mientras juegan a las cartas después de comer o en los ratos que tienen para compartir con sus nietos.

Nos recuerdan que el trabajo nos humaniza, constituyendo el tapiz sobre el que desarrollamos muchas de nuestras habilidades. Pero que mal hacemos cuando lo convertimos en el centro de nuestras vidas. Las personas mayores suelen lamentar los momentos en los que ellas cayeron en esta tentación y no aquellos en los que sucumbieron a aquellas propuestas para compartir tiempo que venían de su familia o de sus amigos.

Del trabajo rescatan también esa sensación de utilidad que genera. En este punto acude a mi mente el caso de una persona que con más de 80 años se apuntó a clases de pintura sin haber pintada nunca antes. Ahora regala cuadros a toda la familia y lo hace con esa sensación impagable de tener la capacidad y la voluntad para generar valor a pesar y gracias a los años.

Muchas personas mayores son aficionadas a la lectura, su entorno familiar ha favorecido su interés por la cultura, a pesar de las dificultades. Leen el periódico o libros de todo tipo, desde las novelas más clásicas a los ensayos de más actualidad. Buscan aquellos contenidos que les gustan y aquellos formatos que están más adaptados a sus capacidades físicas, especialmente a su grado de visión.

¿Qué podemos aprender si escuchamos con atención a las personas mayores? Tienen mucho que enseñarnos sobre la vida, tanto por su experiencia como por el modo en el que la afrontan en la actualidad. Las personas mayores guardan para aquel que las quiera escuchar historias llenas de fortaleza y coraje, de sonrisas y lágrimas, de sol y de lluvia…. Sus historias están llenas de anécdotas de todo tipo, de momentos felices y de momentos no tan felices, incluso tristes. Y lo mejor de todo, es que están deseando compartirlas.

La sabiduría de las personas mayores es infinita…

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