El calor gusta a mucha gente pero es un factor de riesgo para la salud, sobre todo en las personas mayores, un colectivo expuesto a un riesgo más elevado de padecer los efectos de las olas de calor sobre la salud. A medida que envejecemos, se producen cambios en la termorregulación y en la percepción del clima: la piel se adelgaza y se desnaturalizan los receptores cutáneos de la temperatura y como consecuencia la gente mayor puede tener más dificultad para percibir con certeza el frío o el calor.
La regulación de la temperatura corporal en la persona mayor es una condición indispensable para el buen funcionamiento integral. Hay que tener en cuenta que si la persona padece alguna patología respiratoria o cardíaca, hipertensión arterial, diabetes, obesidad o alguna enfermedad crónica, el riesgo es más alto.
En verano los días son más largos, el sol calienta más, suben las temperaturas y como consecuencia tenemos más riesgo de padecer un golpe o una insolación. Ambos trastornos tienen los mismos síntomas; la diferencia entre ellos es que el golpe de calor no siempre tiene una relación directa con la exposición solar, en cambio la insolación sí.
Nuestro organismo tiene la capacidad de mantener la temperatura alrededor de los 36º centígrados, si nos exponemos a altas temperaturas o bajo el sol durante un tiempo prolongado y no tomamos medidas, nuestro cuerpo puede perder esta capacidad y es cuando podemos padecer un golpe de calor o una insolación.
Con el verano y las altas temperaturas, tenemos que estar preparados para prevenir y, si se da el caso, reconocer los síntomas y procurar unos primeros auxilios eficaces a la persona que haya padecido un golpe de calor o una insolación por hipertermia (aumento anormal de la temperatura corporal a causa de la exposición a temperaturas ambientales elevadas).
Síntomas que nos pueden alertar de estar padeciendo un golpe de calor
- Temperatura muy alta.
- Dolor de cabeza.
- Náuseas.
- Sed intensa.
- Convulsiones.
- Somnolencia, mareo o pérdida del conocimiento.
- Piel caliente y enrojecida.
- Ausencia de sudoración.
- Pulso fuerte y acelerado.
- Respiración dificultosa.
La situación de padecer un golpe de calor puede llegar a ser muy grave, invalidante, o incluso, en algunos casos, puede llegar a la muerte de la persona afectada. Por tanto, es importante saber prevenirlo, detectar los síntomas, y actuar de forma eficiente, si se da el caso.
Consejos para evitar los efectos de las altas temperaturas
- Evitar las multitudes.
- Usar ropa ancha y ligera (como la de algodón) y de colores claros.
- Ponerse gorra o sombrero.
- Procurar andar por la sombra y en la playa estar bajo una sombrilla.
- Utilizar cremas de protección solar.
- Refrescarte a menudo con duchas o baños fríos.
- Llevar agua y beber a menudo sobretodo antes de empezar cualquier actividad al aire libre. Es recomendable avanzarse a la sed en todo momento y proporcionar agua al organismo antes que la pida.
- Evitar las bebidas alcohólicas.
- Las infusiones calientes tampoco son recomendables.
- Mojar un poco la cara y, incluso, la ropa.
- Evitar las comidas muy abundantes, muy calientes y las que son muy calóricas.
- Evitar salir en horas del mediodía. Programar las actividades al aire libre en horas no muy calurosas: antes de las 10h o después de las 18h.
- Evitar los juegos en espacios cerrados sin ventilación y sitios de extremo calor.
- Vigilar los trayectos en coche durante las horas de más sol y no dejar nunca nadie con las ventanas cerradas, sobretodo niños y personas mayores.
- Reducir las actividades intensas.
- En casa cerrar las persianas dónde toca el sol directamente durante las horas de más sol.
- Por la noche abrir las ventanas para refrescar la casa.
- Utilizar algún tipo de climatización para refrescar el ambiente (ventiladores, aire acondicionado, abanico…).
¿Cómo podemos actuar delante de una persona que está padeciendo un golpe de calor?
Delante las señales descritas, lo ideal es ir rápidamente a la consulta médica del centro de salud más cercano. En caso de urgencia, si la persona está mareada o se desmaya:
- Trasladarla en un lugar fresco, con sombra y ventilado.
- Colocarla en posición semisentada.
- Mojar la cabeza y aplicar compresas de agua fría en la frente y en la nuca y puntualmente en todo el cuerpo. Poner agua en las muñecas también proporciona alivio.
- También puede ser útil poner bolsas de hielo en la cabeza.
- Es importante hidratar a la persona afectada dándole agua fresca en pequeños sorbos o alguna bebida con contenido de sales minerales.
En todo caso es importante la derivación a un centro asistencial para su observación.
Mantener contacto frecuentemente con la gente mayor o enferma que vive sola y ayudar a seguir estos consejos puede evitar que padezcan un golpe de calor. Y si toman medicación es importante revisar con el médico si ésta puede influir en la termorregulación y si se tiene que ajustar o cambiar durante los meses de más calor.
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